24 de febrero de 2008

¡Qué manera!

Qué manera de cerrarme la puerta,
qué más despiadado que su yo largo
y huidizo
que esa solitaria mano que lanza de golpe el adiós
sin darme tiempo a reaccionar.

No reparo aún mi asombro
cuando el certero derrumbe del momento
cae demoledor, sin despedida.

Qué manera de sepultarme su silencio
y apenas un perdón como puñado de tierra
para ahogarse en la boca.

Qué escuálidos mis reflejos
y esa indecorosa sensación de indiferencia
que tumultuosamente queda
como un pecho a la deriva.

Esto es
es
¡qué feroz violencia para mi corazón
y yo desprevenida!

Qué manera de dejarme inmóvil
sin tiempo ni derecho a la respuesta
y que ahora es pálpito enojado
de un no sé qué que se agiganta
porque no,
no, no, quiero

¡ qué manera de hacer que no lo quiera!

21 de febrero de 2008

Farfallina sul fiore di sangue - el poema




"Igual que un poema, la música se despierta en el interior, íntima y acuciante. Te persigue por todos tus pasos, va dejando una estela en tu perfume y te envuelve el cerebro como una cosa mística." Alejandro Salvador Sahoud

I

Tonadita tuya, tu risa de guitarra
santiagueña,
rasguea su adiós esta tarde
a un sol morocho
que se extravió al final de tus desmontes.

Pero tu música testarudea
su latir de corazón escrito
para que se amanse el mío
como cuando alargabas las horas
y el sosiego era tu frente sobre un caballo.

Ahora soy yo quien busca esa mano
de aquietar la vida como a un potro,
pues de tanto recoger los vientos hacia adentro
-como me enseñaste-
golpean tormentas de arena sobre este desierto
que has dejado caer como a tu alma entre tanta poesía.


II

¿Lo ves?
Tu boca era una cabaña deshabitada
donde podían hospedarse todos los sonidos.

Por eso, me gustaba cuando
de tanto en tanto abrías otra puerta
y su envejecimiento rechinante
era como un niño que nace
en el asombro ante la luz.

Entonces, tú también te dejabas nacer
y eras un teclado blanquinegro,
un grito de lucha o canto
de grillo, de ave migratoria,
de mar o río llagando la piedra,
de ramaje y su animal de leña en el otoño,
del viento
- cuando dice veranos para apaciaguar la flor
o cuando es rayo riguroso
en la crueldad mayor de los inviernos-
entonces eras alguna forma de rugir poemas
que siempre pedían ser devueltos en caricia.

Todavía creo que unos golpecitos
bastarán para que abras
y tiendas una silla
así de hogar para hacerme compañía,
de ésas de hojear libros
mientras la música saborea
el descuido de las interrogaciones
que brotan siempre después de los silencios
y entonces, tú volverás a ser hombro, enseñanza
y lágrimas -si hace falta-
junto a las mías.


III

Ahora me pasa que no hallo palabras
que no estén significadas
en algún extremo loco de geografía literaria
que contenga tus pasos
y los de esta música.

Va dejando una estela en tu perfume
- adviertes -
como encargándote de que no exista el nunca
en que te olvide.

¿Acaso puede un corazón desoír
ese pálpito de folcklore, sonata o jazz
que le ha respirado
más allá del infinito nombre
en que te quedas
amigo, hermano, padre, poeta amado?
porque para mí no habrá suficiente música
con que interpretarme en un ¡Gracias!
y ser tu farfallina sul fiore di sangue.


20 de febrero de 2008

Farfallina sul fiore di sangue

"Farfallina, cantar o componer también es un estado de ánimo, por más oficio que se tenga o por más que se diga que "Santiago es pueblo que canta".

Igual que un poema, la música se despierta en el interior, íntima y acuciante. Te persigue por todos tus pasos, va dejando una estela en tu perfume y te envuelve el cerebro como una cosa mística.

Al menos en mí, así nace la música.

... dejo una pista de sonido, por si en vos nace un poema.
No llores más."
Alejandro Salvador Sahoud






nace el poema, pero dejar de llorar, caro?
no, 
menos ahora...

te lo debo

19 de febrero de 2008

Respuesta para Alejandro


"¿dónde me queda el alma
cuando se acaba todo?"(Alejandro Salvador Sahoud)




Algo rumorea como gentío o mar de pájaros
en esta ciudad, que es a veces, un corazón
interminable, pero frágil,
esa voz tuya, regazo herido
donde van a perderse, llanto constelar,
dolor y trizaduras.

Algo parecido a una multitud
que desampara, huidiza,
me percute en la piel como frío que persiste
con su agujero de cosas pendientes
y por las que me pasan de largo
como pasan también
este réquiem y tus ecos
que no saben marcharse.

A veces, guardo minutos
para no tener que contarlos
apurada después de la culpa.
A veces, los escondo
e imagino que la proximidad de la muerte
los regresará a esos territorios
en que debimos ser uno
para que dioses y demonios
desprestigiaran los destinos.

A veces, todo me dice que los dónde
son siempre lugares improbables, pretéritos
que cambiaron los azules diarios por la niebla,
aquella sombra a la que los tristes
le hemos cedido nuestra alma.
.

A Alejandro
Descansa en paz, caro. Te extrañaré.

Imagen: Gattino del caro

18 de febrero de 2008

Ejercicio de la Soledad IV



Futuro

No estás
tampoco tu voz
menos la promesa,
porque implica mañana.

No estás, no estás

Debes saberlo:
aún si estuvieses hoy
no me entero,
simplemente
porque yo ya no estaré.


Foto: La Serena, agosto de 2007

Ejercicio de la Soledad III



Escrito en el jardín


Veo una hormiga sobre mi cuaderno.
Cruza sus cuadrículas
y se adentra en las palabras
como si fuesen laberintos.

Escribo “yo”
y queda encerrada a fuerza en la vocal
hasta que abro un nuevo verso:
“te amo”.

La hormiga aligera su paso,
libre asciende por la “m”.
Entonces, la sombra esta última palabra
es un abismo
donde se pierde.

Foto: EE., enero de 2008

Ejercicio de la Soledad II


Reflexiva


Cae una hoja

longitudinal
cáese otra,

así el pensamiento
ejercita una soledad
que es viento,
aire,
rescatándome
sin saber de dónde.

Foto: EE., Enero de 2008

16 de febrero de 2008

Ejercicio de la Soledad I



Ejercer la soledad remite a nombres
y a sus tramas sonoras
que nos dejan su trazo migratorio
y que pueden trepar como brotes frescos
de un árbol junto al camino
o como aromas de noche ebria
vertida en un vaso vacío de preguntas.

No es estar solo,
nunca se está suficientemente solo
para dejar de oír.

Soledad remite a silencios que llaman a otros,
que mueven
que revelan
porque al final de todo
somos en los otros
un eco compartido.

II

Entonces, ocurre que aparece mi hermano
- que no veo hace tiempo-
con su forma fantasma y herencias que quedan,
aparecen mis amigos, mis cercanos lejanos de hace años,
y ocurre que aparecen las únicas respuestas imposibles.

¿Dónde se va gestando la soledad o nos viene
como inherencia a nuestras decisiones?

Hoy resulta que elijo escribir estas líneas
y mientras lo hago
quiero creer que una letra me acompaña.


Foto y texto: Durante los E.E. enero de 2008

31 de enero de 2008

A soñar la aurora


MÚSICA: "Aurora"
Autor: Nicolás Aldo Parente

Texto: Solange Schiaffino






Lloras.
Lo sé
y se te caen las palabras como si fueran un rocío
un tremor apenas viento
donde todo estaba.

Ahora entre las rocas debes desaprender
Y ser como los vacíos.
Lo sabes. También las piedras se desmoronan
y salan sus grietas
tristísimas y remotas
desde el origen.

No importa que no sea marzo
todo es grande desde aquí
y sé que el mundo te es ajeno,
una respiración cinematográfica
como órbita extraviada
en un paneo desde el cielo te gira inmenso
y de pronto sus grados
que son uvas
en plena madurez de verano
se desbaratan
y arpegian el mar
cuerdas como gotas
y gotas que son racimos
o uvas
perdiéndose
como las manos suyas a perderse
que si dedos o superficie
siempre a perderse.

Pero hoy has visto cómo regresas
a los tonos de la mañana
y si todavía eso no tuviera forma
aún así es tan dulce soñar la aurora
como si una piedad soplara
en el arrebato de las nubes
y fuera más que humo sobre aquella ferrovía
señalándote el camino a casa.

Lloras.
Lo sé
y se te caen las palabras como si fueran un rocío
un tremor apenas viento
donde todo estaba
y estará.


Esa Luz



Gracias Daniel por el regalo de dar imagen a la luz



14 de octubre de 2007

Te me hiciste poeta




Te me hiciste poeta

Alguna vez creí que ése era un don que aparecía sólo en los libros de mi padre, ésos que él conservaba como recuerdo de un amor de joven con una rosa secándose dentro, porque de niña los libros en casa sólo aparecían si él los traía como de otro mundo, envueltos en un papel de diario y atados con cáñamo muy grueso como un bulto que alguien recogía de entre las ediciones fallidas de la fábrica.

Todavía recuerdo cuando los sacaba uno a uno del paquete, desempolvándolos, les rearmaba alguna hoja suelta y los encolaba hasta que volvían a abrirse como una ventana hacia la luz, y luego se ponía a leerme historias de santos, o de niñas que sabían hacer felices a los otros, o de lugares tan lejanos tan que no podía imaginármelos sin cerrar los ojos, y estaban esos libros con tapa firme, que él mismo encuadernaba, algunos eran libros de poemas - zig-zag - que decían "antología" y yo no sabía de esos significados ni él tampoco sabía de la RAE, pero yo le creía cuando me explicaba de un don que tienen algunos para escribir como si el corazón estuviera en el papel. Y le creía cuando me hacía esperar a ser más grande para entenderlos, pero a mí me interesaban más las rosas que señalaban páginas especiales y la tinta borroneada de algún verso subrayado.

No supo mi padre que yo también pinto los versos con tinta verde, y que a veces, guardo más espinas que rosas, tampoco supo que le porfié tanto a su teoría de los dones, que aquí estoy escribiendo lo que sale.. como si pudiese ser papel y letras, como si no pudiese estar sin ellas, y como si no creyera que alguien iba a decirme lo que él quizás diría... "te me hiciste poeta, farfallina".





23 de septiembre de 2007

Valdivia es lluvia




Valdivia es lluvia
y sus calles transcurren como tiempos
de un pentagrama pintado sobre los charcos.
Sus aguas dibujan rosetones con la niebla
para ocultar los cisnes que lloran
un amor olvidado en el luto de sus cuellos.

Valdivia es lluvia
con que ahogar la humeante
soledad de la madera, del clavo maltrecho
y la sombra firme del alerce o los coigües,
de la casa iluminada y la gota tardía en los cristales.

Se conoce Valdivia con los ojos cerrados,
cuando presientes sus ríos morir en el horizonte
y oyes el rugido suave de los verdes,
del viento brisa,
la respiración de taguas
o el muelle crujiente con sus barcos huérfanos.

Cuando distingues el olor de la tarde
tejido desde el cauce, a carbón encendido,
a tierra mojada, a muertos anclados en islas abisales,
a esperanza emergiendo de sus aguas,
porque Valdivia es lluvia
y el gris se despide repentino
cada vez que los ojos se abren
y el cielo se parece un poco más a tu mirada.

Por eso me quedé trazando un mapa
para que tú llegues,
para que siempre llegues.

Foto: Valdivia, febrero de 2007

21 de septiembre de 2007

Valdivia es lluvia




Valdivia es lluvia
una pausa del tiempo antes de morir

puentes rompiendo en islas
el latir de todaslas riberas

las mías, las de esta ira
que repasa las ruinas dormidas en el vientre
y esta vergüenza que me ronda
por querer acurrucar la pena en alguna parte
pienso sus verdes para demorarme
en el humo de leña encendida tan distinto
al que escupen de furia
las protestas del once en las esquinas
o allá más lejos, los desierto de petróleos con su muerte.

Valdivia me lleva consigo
cuando la derrota me atraviesa
es la tregua que daría al mundo
porque es inútil un poema
para contener la sangre inútil
yo desde un sur ajeno y testigo
aquí como escondida
deseando que la creación persista
sobre la mortaja que la asedia.

Llueve, Valdivia,
tal vez tu llanto
sacie la sed enterrada en el Oriente.


Foto: Valdivia, febrero de 2007