30 de marzo de 2008

Ejercicio de la Soledad V

Si esto que siento no lo hace feliz
no lo quiero
y si esto que siento no es lo que Tú quieres
para mí, tampoco lo quiero.
Y si a cambio, queda un vacío apenas
llénalo de esperanza
que la tristeza después de la renuncia
tampoco la quiero.

23 de marzo de 2008

Una de tantas deudas

Sobretodo, la risa
que es como quitarle las cadenas
a las cuatro de la tarde de cada día
para mirar
como se miran los techos
con sus infinitas formas de cobijo
bajo la lluvia
o para mirarnos a la cara
bellamente deformados
con las definiciones de arrebol
y sus colores
tan a la medida de los ojos
cuando creen
y lloran
y se ilusionan
y sí, sobretodo cuando se ríen
esperanzados.



3 de marzo de 2008

Descreo de marzo

Descreo de marzo y su otoño de sur rojizo
que ya se perfila ramaje desnudo
de un eco adánico
a punto de rasgarse como adiós en mi garganta.

Tampoco quiero marzo, porque ya no huele a verso
ni a hombres
ni a voz entonada a medida de la tierra y de las hembras.

Es como una mesa puesta bajo la parra,
un plato enfriándose para siempre
a la sombra de un último febrero,
de un ombú oscurecido en el lugar vacío de un poema
y que ahora se alimenta apenas de silencios
en un mes tullido de sudores y sequías.

No quiero este marzo, porque no me dice de él
y sus abrazos al otro lado del atlántico,
porque no refrescan las tardes con la contraseña
de poetas del viento capaces de desmoronarme
mujer, muralla inútil
y rehacerme arquitectura en sus palabras.

No existen marzos que pueblen ya de higos
las guerras de los nombres,
ni habrán evas acurrucadas para besar aquellas bocas
de besos claros y cepa dulce,
ni bastarán los sueños o el retraso en las vendimias,
porque ha perdido la fe a uno de los suyos,
ha perdido este mes la copa infinita
del amor pronunciado a sangre y vino,
has perdido tú y yo, y todos, una razón para marzo
y los meses que le siguen.