22 de septiembre de 2017

Todavía




Todavía era piedra
o un mínimo de solidez
para estas manos
que no han memorizado.
              
Una señal, un despegue
aunque perezca lejos del camino
que hoy ha cambiado  y que él no sabe
cuando me mira a la cara y su mar ahí en los ojos,  
está escondido.

Un algo que lo atrapa todavía,
como si fuera el resto de todo lo que queda
entre la nada y el intento.

Y luego una cuestión de perspectiva.
fuera amar hoy  
lo mismo que ayer odiara.



Recobrando la voz




El cielo del norte puede desprenderse como roca árida
y arañar el bronquio hasta la tos,
puede agrietar la piel con su noche de nada y desierto
y ahogar la voz en un rocío siempre en despedida
como niebla mezquina
en medio del pecho quebrado por la sed.

Sus nubes son violentas formas
que ya no tienen traducción
para mi respiración cansada
de intentar tocarlas en el arrebato del viento.

Aunque este cielo de Santiago tampoco es inocente
en su crueldad que se hace diminuta leve y negra
como los ataúdes de Celan donde vamos a caber todos en el aire.

Intento un verso donde el silencio se siembre
y crezca verde con el frescor de mi sur
lloviendo en la garganta para que no duela
allí en mi centro de donde vienen las palabras
que nacieron muertas.