26 de julio de 2008

Algo


Porque también creo en la sencillez del aire,
en la fruta mordida y su olor vaticinante, en el sur
de corazones geográficos
y sus huellas deslizándose por la fragilidad.

Mira, no te pido mucho, confiar
no es ausencia de temores o naufragios
no es siquiera tierra firme
ni menos saber que algo sé de rumbos
o que sospecha mi piel ese quién eres.

Porque hay un mar oscuro en tu retrato
como un arpón a punto de alcanzarte
con la muerte que presagias o la mismidad de cada hora,

porque hay una flor que callas en tus labios
y tu voz es mirada de horizontes

y porque haces del feliz congelamiento en una foto
la proximidad que anhelas,
yo apenas sé pedirte:
algo así como ese espacio donde sólo cabe la caricia
o el pálpito de estar viviendo,

un algo que precisa igual tibieza que mis tardes,
igual viento que mi cansada Patagonia

y porque, sin embargo, hay una oda única en tus manos,
yo no creo verlas llenas, sino vacías de tan dispuestas,
y quiero tomarlas como se toman las palabras,
sin tocarlas,
significar con ellas la simpleza de una sola frase:

"Tómalas, también mis manos se sostienen 
si me dejas asirme a las tuyas, 
libremente" .


Aquí de sur


Aparece real la Patagonia esta mañana,
hay un campo cansado,
a veces árido y celeste, más allá de mi visión.
Un cultivo de polos florecidos
de blancos y negros
como ideas que lo hielan todo
y son un cuerpo, tan sólo, ajenidad
que se despierta.

Bosteza una red de presentes
y se dicen:
es posible agrupar un archipiélago
- o yo misma-
en instantes
que se anegan de sueños
allá donde van a pastar las soledades.