Porque también creo en la sencillez del aire,
en la fruta mordida y su olor vaticinante, en el sur
de corazones geográficos
y sus huellas deslizándose por la fragilidad.
Mira, no te pido mucho, confiar
no es ausencia de temores o naufragios
no es siquiera tierra firme
ni menos saber que algo sé de rumbos
o que sospecha mi piel ese quién eres.
Porque hay un mar oscuro en tu retrato
como un arpón a punto de alcanzarte
con la muerte que presagias o la mismidad de cada hora,
porque hay una flor que callas en tus labios
y tu voz es mirada de horizontes
y porque haces del feliz congelamiento en una foto
la proximidad que anhelas,
yo apenas sé pedirte:
algo así como ese espacio donde sólo cabe la caricia
o el pálpito de estar viviendo,
un algo que precisa igual tibieza que mis tardes,
igual viento que mi cansada Patagonia
y porque, sin embargo, hay una oda única en tus manos,
yo no creo verlas llenas, sino vacías de tan dispuestas,
y quiero tomarlas como se toman las palabras,
sin tocarlas,
significar con ellas la simpleza de una sola frase:
"Tómalas, también mis manos se sostienen
si me dejas asirme a las tuyas,
libremente" .
No hay comentarios:
Publicar un comentario