3 de junio de 2010

Rapto en mí menor

 


Me pregunto a dónde huir
para que no me alcance mi sangre
con su carcajada masoquista cada mes,
dónde, que me esconda de mí
sin que pueda torturarme el tiempo
y la hora impar que no conozco
y la promesa de espigas madurando.


A salvo de mí, de mi simpleza
y del miedo voraz a las ausencias de pálpito
y de vientre,
lo suficientemente oculta
para no parir palabras tristes
que ya tiene bastante el mundo
y sin embargo,
que una mano me encuentre
que tus ojos se atrevan a mi egoísmo
y aún así, que me derroten
hasta que no quede nada
ya nada de la que fui.

Levántame
y enséñame a mirar como miras tú
con ternura, mis pedacitos.

No hay comentarios: