2 de noviembre de 2008

Como hija de un tren

"¿Por qué no lloras si es abril?"


Como hija del tren
me miran huir lejana
y me quedo, pero yéndome
en lo inmóvil de los durmientes,
en los techos que forman olas frente a la playa
en esas bellas cosas
que no son precisamente la quietud de una tristeza
pero como si hablaran
cuando son puertas y ángel rezagados
tan movibles como yo en la superficie
latido incómodo
tan los miedos
adentro
y su contraste de sombra cuando quieren ser luz.

No sé cuando es pregunta
o ruego
la voz de un peregrino
para el que gruñen
mis días como noticias de sol cansado
o si es sonrisa muda
esta mueca ferroviaria
que también corre permaneciendo
como yo ahora
un poco cada vez
que me las arreglo
para que alumbre el corazón
a pesar de abril
y la lluvia que no lloro.

Que la vida es un trayecto
y yo insistiendo en que se queden
reflejo y mirada
instante y recuerdo amado
que se instale de una vez
luna o astro
y sea un cielo bellísimo
el que me ronde
y que nos fuera el tiempo
a un mismo tiempo para todos
pero distingo apenas el rostro que viene
del que se va.

A veces, la vida es abril en un relato
un susurro lluvioso
que no huye
y sin embargo
desciende hilera en el cristal.

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