Escrito en el jardínVeo una hormiga sobre mi cuaderno.
Cruza sus cuadrículas
y se adentra en las palabras
como si fuesen laberintos.
Escribo “yo”
y queda encerrada a fuerza en la vocal
hasta que abro un nuevo verso:
“te amo”.
La hormiga aligera su paso,
libre asciende por la “m”.
Entonces, la sombra esta última palabra
es un abismo
donde se pierde.
Foto: EE., enero de 2008
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