Qué manera de cerrarme la puerta,
qué más despiadado que su yo largo
y huidizo
que esa solitaria mano que lanza de golpe el adiós
sin darme tiempo a reaccionar.
No reparo aún mi asombro
cuando el certero derrumbe del momento
cae demoledor, sin despedida.
Qué manera de sepultarme su silencio
y apenas un perdón como puñado de tierra
para ahogarse en la boca.
Qué escuálidos mis reflejos
y esa indecorosa sensación de indiferencia
que tumultuosamente queda
como un pecho a la deriva.
Esto es
es
¡qué feroz violencia para mi corazón
y yo desprevenida!
Qué manera de dejarme inmóvil
sin tiempo ni derecho a la respuesta
y que ahora es pálpito enojado
de un no sé qué que se agiganta
porque no,
no, no, quiero
¡ qué manera de hacer que no lo quiera!
24 de febrero de 2008
21 de febrero de 2008
20 de febrero de 2008
Farfallina sul fiore di sangue
"Farfallina, cantar o componer también es un estado de ánimo, por más oficio que se tenga o por más que se diga que "Santiago es pueblo que canta".
Igual que un poema, la música se despierta en el interior, íntima y acuciante. Te persigue por todos tus pasos, va dejando una estela en tu perfume y te envuelve el cerebro como una cosa mística.
Al menos en mí, así nace la música.
... dejo una pista de sonido, por si en vos nace un poema.
No llores más." Alejandro Salvador Sahoud
Igual que un poema, la música se despierta en el interior, íntima y acuciante. Te persigue por todos tus pasos, va dejando una estela en tu perfume y te envuelve el cerebro como una cosa mística.
Al menos en mí, así nace la música.
... dejo una pista de sonido, por si en vos nace un poema.
No llores más." Alejandro Salvador Sahoud
19 de febrero de 2008
Respuesta para Alejandro
"¿dónde me queda el alma
cuando se acaba todo?"(Alejandro Salvador Sahoud)
Algo rumorea como gentío o mar de pájaros
en esta ciudad, que es a veces, un corazón
interminable, pero frágil,
esa voz tuya, regazo herido
donde van a perderse, llanto constelar,
dolor y trizaduras.
Algo parecido a una multitud
que desampara, huidiza,
me percute en la piel como frío que persiste
con su agujero de cosas pendientes
y por las que me pasan de largo
como pasan también
este réquiem y tus ecos
que no saben marcharse.
A veces, guardo minutos
para no tener que contarlos
apurada después de la culpa.
A veces, los escondo
e imagino que la proximidad de la muerte
los regresará a esos territorios
en que debimos ser uno
para que dioses y demonios
desprestigiaran los destinos.
A veces, todo me dice que los dónde
son siempre lugares improbables, pretéritos
que cambiaron los azules diarios por la niebla,
aquella sombra a la que los tristes
le hemos cedido nuestra alma.
.
A Alejandro
Descansa en paz, caro. Te extrañaré.
Imagen: Gattino del caro
18 de febrero de 2008
Ejercicio de la Soledad IV
Ejercicio de la Soledad III
Escrito en el jardín
Veo una hormiga sobre mi cuaderno.
Cruza sus cuadrículas
y se adentra en las palabras
como si fuesen laberintos.
Escribo “yo”
y queda encerrada a fuerza en la vocal
hasta que abro un nuevo verso:
“te amo”.
La hormiga aligera su paso,
libre asciende por la “m”.
Entonces, la sombra esta última palabra
es un abismo
donde se pierde.
Foto: EE., enero de 2008
Ejercicio de la Soledad II
16 de febrero de 2008
Ejercicio de la Soledad I
Ejercer la soledad remite a nombres
y a sus tramas sonoras
que nos dejan su trazo migratorio
y que pueden trepar como brotes frescos
de un árbol junto al camino
o como aromas de noche ebria
vertida en un vaso vacío de preguntas.
No es estar solo,
nunca se está suficientemente solo
para dejar de oír.
Soledad remite a silencios que llaman a otros,
que mueven
que revelan
porque al final de todo
somos en los otros
un eco compartido.
II
Entonces, ocurre que aparece mi hermano
- que no veo hace tiempo-
con su forma fantasma y herencias que quedan,
aparecen mis amigos, mis cercanos lejanos de hace años,
y ocurre que aparecen las únicas respuestas imposibles.
¿Dónde se va gestando la soledad o nos viene
como inherencia a nuestras decisiones?
Hoy resulta que elijo escribir estas líneas
y mientras lo hago
quiero creer que una letra me acompaña.
Foto y texto: Durante los E.E. enero de 2008
31 de enero de 2008
14 de octubre de 2007
Te me hiciste poeta
Te me hiciste poeta
Alguna vez creí que ése era un don que aparecía sólo en los libros de mi padre, ésos que él conservaba como recuerdo de un amor de joven con una rosa secándose dentro, porque de niña los libros en casa sólo aparecían si él los traía como de otro mundo, envueltos en un papel de diario y atados con cáñamo muy grueso como un bulto que alguien recogía de entre las ediciones fallidas de la fábrica.
Todavía recuerdo cuando los sacaba uno a uno del paquete, desempolvándolos, les rearmaba alguna hoja suelta y los encolaba hasta que volvían a abrirse como una ventana hacia la luz, y luego se ponía a leerme historias de santos, o de niñas que sabían hacer felices a los otros, o de lugares tan lejanos tan que no podía imaginármelos sin cerrar los ojos, y estaban esos libros con tapa firme, que él mismo encuadernaba, algunos eran libros de poemas - zig-zag - que decían "antología" y yo no sabía de esos significados ni él tampoco sabía de la RAE, pero yo le creía cuando me explicaba de un don que tienen algunos para escribir como si el corazón estuviera en el papel. Y le creía cuando me hacía esperar a ser más grande para entenderlos, pero a mí me interesaban más las rosas que señalaban páginas especiales y la tinta borroneada de algún verso subrayado.
No supo mi padre que yo también pinto los versos con tinta verde, y que a veces, guardo más espinas que rosas, tampoco supo que le porfié tanto a su teoría de los dones, que aquí estoy escribiendo lo que sale.. como si pudiese ser papel y letras, como si no pudiese estar sin ellas, y como si no creyera que alguien iba a decirme lo que él quizás diría... "te me hiciste poeta, farfallina".
Alguna vez creí que ése era un don que aparecía sólo en los libros de mi padre, ésos que él conservaba como recuerdo de un amor de joven con una rosa secándose dentro, porque de niña los libros en casa sólo aparecían si él los traía como de otro mundo, envueltos en un papel de diario y atados con cáñamo muy grueso como un bulto que alguien recogía de entre las ediciones fallidas de la fábrica.
Todavía recuerdo cuando los sacaba uno a uno del paquete, desempolvándolos, les rearmaba alguna hoja suelta y los encolaba hasta que volvían a abrirse como una ventana hacia la luz, y luego se ponía a leerme historias de santos, o de niñas que sabían hacer felices a los otros, o de lugares tan lejanos tan que no podía imaginármelos sin cerrar los ojos, y estaban esos libros con tapa firme, que él mismo encuadernaba, algunos eran libros de poemas - zig-zag - que decían "antología" y yo no sabía de esos significados ni él tampoco sabía de la RAE, pero yo le creía cuando me explicaba de un don que tienen algunos para escribir como si el corazón estuviera en el papel. Y le creía cuando me hacía esperar a ser más grande para entenderlos, pero a mí me interesaban más las rosas que señalaban páginas especiales y la tinta borroneada de algún verso subrayado.
No supo mi padre que yo también pinto los versos con tinta verde, y que a veces, guardo más espinas que rosas, tampoco supo que le porfié tanto a su teoría de los dones, que aquí estoy escribiendo lo que sale.. como si pudiese ser papel y letras, como si no pudiese estar sin ellas, y como si no creyera que alguien iba a decirme lo que él quizás diría... "te me hiciste poeta, farfallina".
23 de septiembre de 2007
Valdivia es lluvia
Valdivia es lluvia
y sus calles transcurren como tiempos
de un pentagrama pintado sobre los charcos.
Sus aguas dibujan rosetones con la niebla
para ocultar los cisnes que lloran
un amor olvidado en el luto de sus cuellos.
Valdivia es lluvia
con que ahogar la humeante
soledad de la madera, del clavo maltrecho
y la sombra firme del alerce o los coigües,
de la casa iluminada y la gota tardía en los cristales.
Se conoce Valdivia con los ojos cerrados,
cuando presientes sus ríos morir en el horizonte
y oyes el rugido suave de los verdes,
del viento brisa,
la respiración de taguas
o el muelle crujiente con sus barcos huérfanos.
Cuando distingues el olor de la tarde
tejido desde el cauce, a carbón encendido,
a tierra mojada, a muertos anclados en islas abisales,
a esperanza emergiendo de sus aguas,
porque Valdivia es lluvia
y el gris se despide repentino
cada vez que los ojos se abren
y el cielo se parece un poco más a tu mirada.
Por eso me quedé trazando un mapa
para que tú llegues,
para que siempre llegues.
Foto: Valdivia, febrero de 2007
21 de septiembre de 2007
Valdivia es lluvia
Valdivia es lluvia
una pausa del tiempo antes de morir
puentes rompiendo en islas
el latir de todaslas riberas
las mías, las de esta ira
que repasa las ruinas dormidas en el vientre
y esta vergüenza que me ronda
por querer acurrucar la pena en alguna parte
pienso sus verdes para demorarme
en el humo de leña encendida tan distinto
al que escupen de furia
las protestas del once en las esquinas
o allá más lejos, los desierto de petróleos con su muerte.
Valdivia me lleva consigo
cuando la derrota me atraviesa
es la tregua que daría al mundo
porque es inútil un poema
para contener la sangre inútil
yo desde un sur ajeno y testigo
aquí como escondida
deseando que la creación persista
sobre la mortaja que la asedia.
Llueve, Valdivia,
tal vez tu llanto
sacie la sed enterrada en el Oriente.
Foto: Valdivia, febrero de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)