23 de mayo de 2008

Provocaciones V



También era la lluvía cuando nací
era el invierno y madrugada
era el hombre caminando la luna
era lo femenino para nombrarme hija
calles como ríos
los sueños de mi padre
y lágrimas eran.

Acaso la vida no era más que eso
una lluvia prolongada
un rumor incitante
haciendo líquidas las horas que no amainan
y éramos simplemente humedades
o lo que dejaban las tormentas
como la Gran Avenida diluviada
el desborde en los canales
o el sol atrapado en medio de los charcos
y su oficio de trazarnos
con su paleta de grises como reflejo.

Acaso era cierta la frase “líquida en la niebla”
y eran fresas y el verde de las manzanas
algún silencio inventado,
algún pliegue de sábanas como párpados
cuando duermen la noche entre luciérnagas
y eran palabras cada gota en los cristales
y eran una voz reconocida
y acaso era ésa tu voz, la que amo todavía.


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