Difícil describir la neblina:
los manchones coloridos en el parque,
el pasto como pinceladas en fuga
de indóciles metáforas,
vahos tibios de chicos jugando
deformes esta mañana en Providencia.
Presiento esa quietud de postal impresionista:
me atraen las miradas y su distorción de muecas
en la humedad de los troncos,
todo el ocre dispuesto de otoño arrinconado
y yo sola frente a la fuente.
Soy apenas un contorno diluyéndose
como el ángel inmóvil
y su ánfora rota.
Otro
como el de aquella señora más allá de sus carnes
más allá
recogida como montaña junto a una paloma
en la sencillez de su migajas
casi perdida en el gesto.
Hoy apenas soy un trazo caminando entre los árboles
y se me hace difícil siendo niebla
decirte de la bruma en estos días,
del sol cuando escasea
y de la lluvia cuando es superficie o capa borrosa
de tus voces
o esta forma líquida
que va adquiriendo
el no poder oírte en mis esperas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario