24 de mayo de 2008

Provocaciones VIII



Y a qué hablarle a las sombras
a qué regar con lluvias un bonsai
soñar con un viñedo de besos
o cristales goteados y empañados por el fuego
a qué mirar por entre los grumos de palabras
que apenas descifran al hombre que es poeta
apenas hombre, apenas voz, apenas sombra
a qué buscar lo perdido en lo que pierdo
si es un todo apenas todo presentido.

Puedo detenerme ante esta piedra:
escultura infinita de Eros y sus metamorfosis
con su ella mortal, amada y fuente,
una de tantas a los pies del Santa Lucía,
¡Ah eternos dioses griegos!

Puedo sí pensar en la vocación de piedra
en esa que es profesión de hacer silencios,
pienso en ti poesía
y me dejo ver también en versos
y déjame decirte que siendo mortales
apenas finitudes
cometeríamos un grave error
al callarnos
y no aprovechar este tiempo
sin sueños ni sombras
amándonos.


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