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8 de diciembre de 2008

Hoy





Detenerse un día como hoy
y quedarse en la presencia:
una sombra que prevaleció sobre los besos.

Es la movilidad infinita
bajo la monotonía de un rostro.

A veces, también extraño los parques
y su impronta de vida otorgada
por el encuentro.

A veces, camino hacia los prunos
y su colorido febril me atardece
y entonces sucede que no puedo volver al deseo,
pero nada que lo defina es olvido
ni gestos por considerar,
porque hay algo de aire y abismo
entre esa pasión crecida como árboles
y este ramaje
que hoy apenas acaricia.

Contra todo pronóstico, te cito,
porque aquí, inclasificables
las imágenes no se detienen,
hay actividad
aún en dos almas acurrucadas bajo los años.



14 de septiembre de 2008

Sommerso



Una luz se desprende de este viento
espléndida cae en su destello
de susurro dactilar
desde la nuca.
Cae
en su furor de escrito tibio
y simultáneo hasta mis pies.

Me estoy buscando en ti
y desaparezco.
Allá arriba, tú no podrás mirarme
porque me sé descendiendo
un poco cada vez
que el frío
se planta en mi costado.

Por eso, harán falta
muchos más "quisiera" con sus versos
y una espera más devota de mi vientre
para que bese el tuyo
estremecido
ahí donde es ínfimo el espacio
en que han ido a perderse
la muerte de los trenes, la niebla
y la espesura dulce del acero
- como yo, arcón 'sommerso' -
en el fondo de todas las sonrisas.



7 de agosto de 2008

Paréntesis


Aquél eres tú
y lo demás quizás se agote
en la rosa marchitando la ventana,
en su luz y el olfato impreciso
con que impregna las alcobas.

Éste que aquí eres,
tiene los brazos abiertos y corre sobre la imagen,
acaso ínfimo, - fracción de lo que queda -,
acaso deuda
o reclamación descarada,
pero así transluce el verbo oler
sus soledades
que también traspasan, húmedas,
el verdiazul de mis cortinas.

Por mi parte, no puedo arropar esa humedad
si yo misma he sido agua.
Tú, mar oscuro, yo líquida,
pasando de charcos a lagunas.

(Los cuerpos saben la gravedad en que se hunden,
y aún sin ver ni oír, les queda el tacto, la luz
allá afuera,
sentirla, atravesando los párpados)

Haz que sigan su camino los poemas,
que riegue esta pausa, la flor.



6 de agosto de 2008

Ojos abiertos a lo Eluard


Si te miro
tendría que detenerme largamente,
porque de hacer lo que me pides,
querría estar allí
permaneciendo
"de pie frente a tus párpados",*
como la Enamorada
-en el poema de Eluard-,
que sabe devorar no sólo besos,
también el mar oscuro,
ése que eres, y que a veces aturde
como la muerte.

Entonces, querría que escribieras
de ojos que son remanso,
retinas que son tibieza
o risas
cuando es un otro esperado
el que reflejan.

Y, sin embargo, le temo tanto a los agostos
con sus primaveras
desgranadas como mi vida,
que apenas soy un tren,
avanzando en despoblado.

Si te miro,
tendría que detenerme
y te aseguro,
que aún si con un trueque de silencios
por chirridos infernales, lo lograra,
estaría dispuesta,
si supiera cómo hacerlo.



26 de julio de 2008

Algo


Porque también creo en la sencillez del aire,
en la fruta mordida y su olor vaticinante, en el sur
de corazones geográficos
y sus huellas deslizándose por la fragilidad.

Mira, no te pido mucho, confiar
no es ausencia de temores o naufragios
no es siquiera tierra firme
ni menos saber que algo sé de rumbos
o que sospecha mi piel ese quién eres.

Porque hay un mar oscuro en tu retrato
como un arpón a punto de alcanzarte
con la muerte que presagias o la mismidad de cada hora,

porque hay una flor que callas en tus labios
y tu voz es mirada de horizontes

y porque haces del feliz congelamiento en una foto
la proximidad que anhelas,
yo apenas sé pedirte:
algo así como ese espacio donde sólo cabe la caricia
o el pálpito de estar viviendo,

un algo que precisa igual tibieza que mis tardes,
igual viento que mi cansada Patagonia

y porque, sin embargo, hay una oda única en tus manos,
yo no creo verlas llenas, sino vacías de tan dispuestas,
y quiero tomarlas como se toman las palabras,
sin tocarlas,
significar con ellas la simpleza de una sola frase:

"Tómalas, también mis manos se sostienen 
si me dejas asirme a las tuyas, 
libremente" .


Aquí de sur


Aparece real la Patagonia esta mañana,
hay un campo cansado,
a veces árido y celeste, más allá de mi visión.
Un cultivo de polos florecidos
de blancos y negros
como ideas que lo hielan todo
y son un cuerpo, tan sólo, ajenidad
que se despierta.

Bosteza una red de presentes
y se dicen:
es posible agrupar un archipiélago
- o yo misma-
en instantes
que se anegan de sueños
allá donde van a pastar las soledades.


28 de junio de 2008

Aclaración de este momento



De una rosa abriendo sus pétalos de agua,
de ese mar tranquilo, del sentir
la calma y su propagación,
de la piel expuesta y desnuda
comunicando
receptora de la bruma o el viento,
del clima frío que aún persiste,
de eso hablo, de instantes
que no son propuestas, que no son señales
un poco a la deriva y dejarme guiar
sin ver,
tomada desde el eco
sin oír tampoco,
pero como si tus versos me volvieran hasta marzo
o a los colores de septiembre
y así sin ver,
palpar cómo embriaga la distancia dé esas estaciones,
la lejanía de las playas
y la voz de un horizonte que me entra por los poros
que se anuncia, seduce
y me reconoce.

De eso hablo, ya no quiero las estrellas
ni mi rumbo es una galaxia cierta o equivocada.
Hoy contemplo la simpleza de los puertos,
simplemente estoy
como atraída en su lenguaje
en la mudez y sus síntomas de olvido
estoy
como esperando descifrar tu poesía y sin leerte
saber innecesaria tu mano señalando nada.
Sólo toma la mía y calla,
que se digan solas aquellas rosas tuyas
que se diga sin decirse
tu música
y tu compañía.


26 de junio de 2008

Añora su timbre el viento




Añora su timbre el viento
su flor pronunciada, su rumor ensombrecido
-el significado de silencios dando vueltas-
Es un dolor sobre mí o la brisa
transportando el cielo
y yo propicia para la niebla,
rodeada
en el naufragio de esta mirada insuperable.

Una mano tuya señala ahora para mí una palabra.
Yo no quiero mirar,
pero un camino se vocea sobre mi piel
y soy rubores,
andadura tibia de una superficie
de la que tampoco quiero oír,
ni descifrar su idioma de signos diarios,
ni emprender el valor de sus arengas:

Tu voz se deshace sobre mis párpados
y soy apenas rosa.


Apenas círculo abriéndose en el mar
apenas yo misma de ondas líquidas,
sintiendo - y así rehago el trato
de la primera vez en que apareciste -
sólo sintiendo
cómo se ha quebrado el infinito.

22 de junio de 2008

Entre nieblas


Hay una niebla afuera, helada gris
que me sume entre huida y escondite
fatídica
y arranca de mí un zoom violento
lo sé, es un extremo original de aquellos mundos
como el de "oboe somerso"
o sueños o miedos
que suenan y no existen
que están por ahí perdidos sin hallarse siquiera
en el indicio de haber desaparecido.

Y están también las nieblas más cercanas
pausas íntimas
la lectura del diario selectiva
el tono en que mi voz transita sus defensas
los lugares en que mis ojos se quedan por más tiempo
el color que quieren recordar
de entre todas las miradas
y al final se resume
el cuadro para aquella única fotografía
lo sé, la que he podido ver
cegada por esas otras espesuras,
las mías
y de las que no puedo culpar a los inviernos.

Por eso, confío la luz a aquellos faros
que son palabra y llevan a palabras
y son como ecos resaltando entre la bruma
y son señales que se avistan
y emocionan, porque entibian
y son como dos manos esperando
como éstas que palpan de humedades a ventiscas,
cómo cambia el clima
a medida que se advierte más valor
y se aproxima
la hora de reandar la tierra firme.



Sin mirar


"Si no miras mis ojos
jamás alcanzarás el horizonte". (E. Ramos)


Tal vez ayude el rumbo de la niebla,
esperarla a que mute en agua o frío
y perderse
hasta elegir quedarse en su silencio
aún si lo que resta es un naufragio
un no mirar a dónde
un algo táctil
que desea
a oscuras
y se dice:

voy a tientas
buscando una salida.
Por alguna razón
ni la palabra tiene escapatoria.



26 de mayo de 2008

Infinita




Entonces estoy
algo alarido, algo negación y transparencia,
algo conmovida y mejilla tibia.
No siento el frío, hay un fuego estimulante
y una manta verde
que hace de lanaterapia
o suavidad de menta como esta lluvia
para mis pies congelados.

Mi habitación semeja una acuarela océanica
un cálido caribe, donde a veces estoy triste,
otras profundamente serena,
tengo una colección de delfines cristálicos,
violáceos y aguamarinas,
a veces también me siento dichosa,
tengo buen humor,
y lápices de toda la cromatina de los azules posibles,
están a mano junto a los papeles reciclados
que fabrico de rosas y tulipanes y tallos de girasol
y maravillas y papeles de diario con noticias olvidables,
y a veces estoy profundamente sola,
entonces enumero mis letras "e" más benditas,
en ocasiones las trazo en caligramas
que hablan de espiritualidades y espejismos
entonces es que estoy empezando de nuevo.

Me concentro en el ruido de la calle,
pienso en mi jardín y sus naranjas a punto,
en mi ficus ellevatia, en mi desolación
y los tres relojes de mi casa
ninguno exactamente igual en hora,
estas horas que hoy me llegan limpias
no hay cardos,
no hay inefables
tengo una lágrima que se ocultó en sus imposibles
y ninguna gana de ordenar, esta noche,
las goteras que caen como crucigramas,
porque le resta poco a mayo
y mi paraguas es demasiado femenino
incombativo de aguaceros,
pero he cerrado convenientemente mis ventanas.

Resulta cariñosa la poesía de Beethoven al piano
a veces tengo debilidad por el violoncello,
pero algo de ceremonioso y medular
tiene el teclado que conmueve
y libera. Hoy lo escuché apenas amanecida
y me siento plenamente farfalla
hasta de noche, fugaz, como el amor, como el amor.

Noto mi piel blanca, está helado afuera,
tengo manos suaves
y ojos brillantes
son lindos mis ojos, a veces hierven
como una taza de té con canela,
estoy acostumbrada a que canten
como grillos si es de noche
temerosos, porque a veces, soy frágilmente insegura,
también soy orgullosa
de mis costas,
mis ideas que navegan por ríos valdivianos,
por un pacífico inmenso
y entonces es que me siento infinita
como quien sabe que deja siempre una estela
una huella de espumas
algo así como este chal de menta
que me abraza, me cobija
y soy algo dulce y mujer
mecida en no sé qué mar hacia no sé qué puerto
iluminada
bajo la entonación impiadosa
y a la vez, seductora de tanta lluvia.

23 de marzo de 2008

Una de tantas deudas

Sobretodo, la risa
que es como quitarle las cadenas
a las cuatro de la tarde de cada día
para mirar
como se miran los techos
con sus infinitas formas de cobijo
bajo la lluvia
o para mirarnos a la cara
bellamente deformados
con las definiciones de arrebol
y sus colores
tan a la medida de los ojos
cuando creen
y lloran
y se ilusionan
y sí, sobretodo cuando se ríen
esperanzados.



24 de febrero de 2008

¡Qué manera!

Qué manera de cerrarme la puerta,
qué más despiadado que su yo largo
y huidizo
que esa solitaria mano que lanza de golpe el adiós
sin darme tiempo a reaccionar.

No reparo aún mi asombro
cuando el certero derrumbe del momento
cae demoledor, sin despedida.

Qué manera de sepultarme su silencio
y apenas un perdón como puñado de tierra
para ahogarse en la boca.

Qué escuálidos mis reflejos
y esa indecorosa sensación de indiferencia
que tumultuosamente queda
como un pecho a la deriva.

Esto es
es
¡qué feroz violencia para mi corazón
y yo desprevenida!

Qué manera de dejarme inmóvil
sin tiempo ni derecho a la respuesta
y que ahora es pálpito enojado
de un no sé qué que se agiganta
porque no,
no, no, quiero

¡ qué manera de hacer que no lo quiera!

31 de enero de 2008

A soñar la aurora


MÚSICA: "Aurora"
Autor: Nicolás Aldo Parente

Texto: Solange Schiaffino






Lloras.
Lo sé
y se te caen las palabras como si fueran un rocío
un tremor apenas viento
donde todo estaba.

Ahora entre las rocas debes desaprender
Y ser como los vacíos.
Lo sabes. También las piedras se desmoronan
y salan sus grietas
tristísimas y remotas
desde el origen.

No importa que no sea marzo
todo es grande desde aquí
y sé que el mundo te es ajeno,
una respiración cinematográfica
como órbita extraviada
en un paneo desde el cielo te gira inmenso
y de pronto sus grados
que son uvas
en plena madurez de verano
se desbaratan
y arpegian el mar
cuerdas como gotas
y gotas que son racimos
o uvas
perdiéndose
como las manos suyas a perderse
que si dedos o superficie
siempre a perderse.

Pero hoy has visto cómo regresas
a los tonos de la mañana
y si todavía eso no tuviera forma
aún así es tan dulce soñar la aurora
como si una piedad soplara
en el arrebato de las nubes
y fuera más que humo sobre aquella ferrovía
señalándote el camino a casa.

Lloras.
Lo sé
y se te caen las palabras como si fueran un rocío
un tremor apenas viento
donde todo estaba
y estará.


Esa Luz



Gracias Daniel por el regalo de dar imagen a la luz



23 de septiembre de 2007

Valdivia es lluvia




Valdivia es lluvia
y sus calles transcurren como tiempos
de un pentagrama pintado sobre los charcos.
Sus aguas dibujan rosetones con la niebla
para ocultar los cisnes que lloran
un amor olvidado en el luto de sus cuellos.

Valdivia es lluvia
con que ahogar la humeante
soledad de la madera, del clavo maltrecho
y la sombra firme del alerce o los coigües,
de la casa iluminada y la gota tardía en los cristales.

Se conoce Valdivia con los ojos cerrados,
cuando presientes sus ríos morir en el horizonte
y oyes el rugido suave de los verdes,
del viento brisa,
la respiración de taguas
o el muelle crujiente con sus barcos huérfanos.

Cuando distingues el olor de la tarde
tejido desde el cauce, a carbón encendido,
a tierra mojada, a muertos anclados en islas abisales,
a esperanza emergiendo de sus aguas,
porque Valdivia es lluvia
y el gris se despide repentino
cada vez que los ojos se abren
y el cielo se parece un poco más a tu mirada.

Por eso me quedé trazando un mapa
para que tú llegues,
para que siempre llegues.

Foto: Valdivia, febrero de 2007

21 de septiembre de 2007

Valdivia es lluvia




Valdivia es lluvia
una pausa del tiempo antes de morir

puentes rompiendo en islas
el latir de todaslas riberas

las mías, las de esta ira
que repasa las ruinas dormidas en el vientre
y esta vergüenza que me ronda
por querer acurrucar la pena en alguna parte
pienso sus verdes para demorarme
en el humo de leña encendida tan distinto
al que escupen de furia
las protestas del once en las esquinas
o allá más lejos, los desierto de petróleos con su muerte.

Valdivia me lleva consigo
cuando la derrota me atraviesa
es la tregua que daría al mundo
porque es inútil un poema
para contener la sangre inútil
yo desde un sur ajeno y testigo
aquí como escondida
deseando que la creación persista
sobre la mortaja que la asedia.

Llueve, Valdivia,
tal vez tu llanto
sacie la sed enterrada en el Oriente.


Foto: Valdivia, febrero de 2007